Pía Aldana

Vacíos implica no solamente detenerse en las posibilidades altamente intelectuales o existenciales que la idea propone, por el contrario, estas “figuraciones de los intangible” surgen a partir de la observación de lo cotidiano, del habitar humano en su más honesta, simple y a la vez compleja ritualidad: la construcción de morada.

            Suele ocurrir que invadimos de objetos nuestras casas, quizá  debido a  que  el vacío del no tener arraigo ni poseer  ha de ser de los vacíos más  recurrentes,  de allí  que intentemos apropiarnos de los espacios  y hacer  de los mismos una extensión de lo que somos. El  no pertenecer ha de ser de lo que más aterra al hombre, de allí  tantas religiones,  tantas idiosincrasias, tantas  lenguas, tantos muebles.

                                                                                                                                Pía Aldana 

Desde la antiguedad  el hombre occidental ha manifestado  un miedo al vacío que ha tenido sus   implicancias  en  la reflexión   filosófica,  la religión y la ciencia.  En Oriente, un poco más  amables con el  concepto, el vacío es principio originario,  un estado -si así podemos llamarle-  de  dinamismo y  configuración  necesario para el nacimiento y la transformación  de nuestras  realidades:  el  vacío es el mismo todo. 

¿Cómo llenamos nuestra  existencia, nuestra subjetividad? ¿De qué nos vaciamos? ¿Con  qué nos

llenamos? ¿Cómo vivimos el vacío? ¿Qué tan vacíos estamos?                                       

                                                                                                                               Alex Vigore